Recientemente, el Centro Crece –entidad sin fines de lucro fundada por el exgobernador Luis Fortuño– organizó un importante foro en el cual se presentaron los resultados de un estudio de opinión pública sobre la libertad económica y las perspectivas futuras.
El estudio, realizado por la prestigiosa firma Gaither International, incluyó la realización de seis grupos focales, divididos por grupos generacionales de edad, así como una encuesta de opinión pública con una muestra de 791 participantes. La calibración de la muestra, siguió el perfil poblacional del Censo federal, lo que asegura su certeza numérica.
Los diez hallazgos más importantes son los siguientes:
Primero, para la mayoría de los puertorriqueños, las libertades individuales y el crecimiento económico, son las herramientas más importantes para lograr que Puerto Rico se desarrolle como una sociedad próspera y exitosa.
Segundo, el 94% de los ciudadanos afirman que el gobierno gasta demasiado y que, muchas veces, las políticas públicas se distancian de las necesidades reales de la gente.
Además, al observar sus respuestas, nos damos cuenta que los ciudadanos distinguen claramente el concepto de libertad versus libertinaje. Lo primero, se refiere a la capacidad del individuo de tomar decisiones a base de su propia voluntad; y, lo segundo, se refiere a la ausencia de reglas o normas lo que trastoca, negativamente, el orden social.
Tercero, al definir libertad individual, los ciudadanos se refieren a la capacidad de emprender metas, ser autosuficientes, educarse, tener opciones de vida para escoger su propio destino; y procurar que su presente y futuro recaiga en el criterio personal y no en el juicio del Estado.
Jorge J. Colberg Toro, profesor universitario y exlegislador
Cuarto, al definir la libertad económica, los ciudadanos se refieren a la capacidad de emprender proyectos propios, a financiar sus actividades y procurar sus sueños; igualmente, reclaman su capacidad para generar ingresos, ahorrar, invertir y tener los recursos necesarios para costear sus decisiones y viabilizar sus anhelos.
Quinto, para lograr esas metas, los ciudadanos entienden que hay que ser innovador y emprendedor e identifican –como los mejores aliados en esos esfuerzos– al sector privado (42%), al individuo (31%), la academia (14%); y, por último, al gobierno (13%).
Sexto, el 63% de los ciudadanos, han considerado irse del País; y, de esa cifra, el 75% de los que han pensado en emigrar, son jóvenes entre 18 a 34 años. Este dato es, sin duda, el más preocupante de todos, por el efecto que puede generar en la planificación futura del País. Debemos actuar inmediatamente sobre esto.
Como dato curioso, el 85% de los que afirman que han pensado en irse –pero que no lo han hecho–expresan que la razón principal para descartarlo, ha sido su familia.
Séptimo, el 51% de los encuestados afirman que los programas de subsidios gubernamentales no han sido exitosos, porque su propósito no debe ser el condenar a la gente al subsidio permanente, sino lograr, paulatinamente, la reducción de la dependencia y sacar a la gente de la pobreza.
Octavo, los tres asuntos que más preocupación levantan entre los ciudadanos son: el crimen, la ineficiencia gubernamental y la corrupción. Mientras que las tres razones para ver a Puerto Rico como un lugar único, son: el clima, nuestra gente y la familia.
Noveno, los ciudadanos no cuestionan la existencia de las instituciones ni se plantean el derrocamiento del sistema; sino todo lo contrario, lo que demandan es que el rol del gobierno se modifique para que el Estado simplifique las cosas y no las complique.
Décimo, el 60% de los participantes piensa que la economía está estancada o no mejora. El 39% iniciaría un negocio si tuvieran los recursos necesarios; y, si de emprendimiento se trata, las mujeres están más dispuestas a abrir un negocio que los hombres.
En fin, este estudio nos presenta un retrato real del sentir de la gente. Las conclusiones –a mi juicio– son simples: los puertorriqueños quieren trabajar, quieren echar pa’lante, quieren emprender, quieren soñar y alcanzar sus metas por esfuerzo propio.
Para lograrlo, la inmensa mayoría de los ciudadanos reclaman, como primer punto, que el gobierno –en su sentido amplio institucional– deje de ser un obstáculo y se convierta en un facilitador. Y cuando hablamos de ese nuevo rol institucional, nos referimos a dejar atrás los diseños de políticas públicas obsoletas que muchas veces son burocráticas, lentas e inconexas.
En fin, para definir ese nuevo rol gubernamental, debemos comenzar por lo básico: hacer la radiografía del Puerto Rico presente. Y es, en ese sentido, que el Centro Crece, ha dado el primer paso marcando una hoja de ruta.
Nos corresponde a todos ahora, sentarnos a dialogar, unir nuestras voluntades, buscar puntos de consenso y encaminar una agenda que trascienda partidos y ciclos electorales; y, cuyo único norte, sea convertir a Puerto Rico en una sociedad más justa y emprendedora.
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