Niños chilenos adoptados ilegalmente durante dictadura encuentran familias biológicas

No sabe pronunciar el apellido de su hermana, Hastings. Tampoco cómo huele, cuál es su comida favorita o qué le gusta hacer en sus ratos libres. No comparte un idioma con el que se pueda comunicar con ella.

Romina Cortés esperó con impaciencia, al igual que otros cuatro familiares, incluida su madre, el momento en el aeropuerto de Santiago, Chile, que la llevaría a tocar a su nueva hermana María, de cuya existencia su mamá supo hace varios meses y ella y sus demás parientes apenas hace un mes.

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