¡Amores! ¡Feliz miércoles! Ya comenzó la preventa de mi nuevo libro: Juntos en el placer. Y puedes separar el tuyo en www.tusexologa.vip/preventa. Gracias a todos los que siguen apoyando este proyecto.
Ahora bien, ¿de qué hablaremos hoy? Esta columna tiene dos temas que me parece que van muy de la mano. El primero es qué hacer cuando no se tiene sexo y el próximo sería cómo se interactúa sexualmente con una nueva pareja a la cual estamos comenzando a conocer. Ambas premisas podrían parecer con respuestas lógicas, pero realmente no lo son. Y acá les explico por qué.
Cuando terminamos una relación, además del factor emocional, algo que escucho constantemente en consulta es: ¿y qué hago ahora con mis ganas de sexo? Lo cual es una inquietud muy válida. Entablar una vida sexual no es algo que ocurra fácilmente. De hecho, aunque se habla mucho de la vida sexual en soltería y sin compromiso, y de lo maravilloso que es tener sexo “cada vez que se quiere” sin problemas, se pierde de perspectiva que son los casados o en parejas concretas los que suelen tener más sexo. Así que es lógico pensar que, al terminar una relación de pareja, se pierda parte de esa actividad sexual. No te sientas mal por extrañar eso en ti.
¿Cuánto es el tiempo que más has estado sin tener sexo? Algunas personas no logran pasar un mes, otros pueden estar hasta un año sin ninguna actividad sexual, expuestos a estímulos diversos. Recalco lo de los estímulos, pues es bien sabido que personas que practican la castidad voluntariamente, suelen estar lejos de ciertos estímulos que los impulsarían a alimentar ese deseo sexual.
Considerando estos estímulos, más una necesidad natural de liberar la tensión sexual, a esto se le suma la parte afectiva y más profundamente significativa del sexo. Es decir, no solamente no voy a tener sexo, sino que no voy a tener sexo con esta persona en particular que es la que me hace sentir de determinada manera. Por lo cual, extrañamos tanto la experiencia sexual como la experiencia afectiva. Y esto es casi una avalancha de emociones y necesidades que pueden llevarnos al punto de frustrarnos por no tener ese espacio sexual que deseamos.
¿Qué hacer entonces cuando no tenemos una pareja sexual? Lo que muchos pensarán rápidamente es la masturbación. Sin embargo, aunque es una práctica sexual valiosa, no deberíamos recurrir a ella solo cuando estamos solteros. Sino que debería ser parte natural de nuestra exploración y dinámica sexual.
Existen, pues, más prácticas que no son sexuales que nos podrían ayudar a canalizar la energía sexual. Por ejemplo, el deporte, las artes, la escritura, el mindfulness. Principalmente, le ayudo a mis consultantes a identificar qué es eso que les produce el tener sexo. Ahí puedo observar sus verdaderas necesidades, qué procesos psicológicos o emocionales se producen mediante el sexo y cuáles son sus creencias principales. De esta forma, en tareas concretas les ayudo a lograr crear ese mismo efecto, pero en prácticas que no necesariamente estén alineadas al sexo.
No hay absolutamente nada de malo en continuar interactuando con parejas sexuales, sin estar en un vínculo afectivo formal, siempre que haya consentimiento de ambas partes. No obstante, propongo no correr a vincularnos sexualmente al terminar una relación. Puesto que podríamos estar poniendo una “curita” en una herida emocional que debemos atender. En consulta les puedo ayudar.
Por otro lado, supongamos que ya hemos pasado un tiempo en el cual nos sentimos listos para entablar un nuevo vínculo sexual o afectivo (que les anticipo que no siempre vamos a estar totalmente seguros, a veces es solo cosa de atrevernos a intentarlo), y conocemos esta nueva persona. Es una persona con la que no hemos tenido un encuentro íntimo, que no ha visto nuestro cuerpo desnudo ni conoce nuestros gemidos de goce.
Así que se convierte en una experiencia excitante tanto como aterradora. Digamos que, en nuestra pasada relación, había cierta comodidad en esa interacción. Esa persona ya nos conocía sexualmente, sabía cómo es nuestro cuerpo. Incluso, más allá de las problemáticas o situaciones en la relación, es muy probable que esa persona conociera el punto exacto para hacernos estallar en placer. Reconociendo esto, ¡claro que se nos puede hacer difícil confiar en una nueva pareja sexual! Porque sabemos que es alguien nuevo que apenas estará comenzando a explorar nuestro cuerpo y nuestra intimidad. Sin embargo, digo yo, que esto puede ser más una fortaleza que una debilidad.
Siempre les he dicho que cada experiencia sexual es nueva, aun cuando sea con una misma pareja. Es decir, que cada encuentro debe ser como esa primera vez. Solo que, en esta ocasión, en efecto, es una primera vez. Por esto, se puede tener la oportunidad de intentar cosas nuevas que en una pasada relación no se pudo. Por ejemplo, un nuevo estilo de comunicación sexual, una nueva práctica erótica, un estilo de interacción sexual diferente. Piensa que escribir en una hoja en blanco puede ser una experiencia hermosa.
Así que sexualmente, atrévete a empezar de cero, sin los miedos de antes o las manías de antes. Sino como algo que eres capaz de crear más allá de las expectativas ideales. Y claramente, no podemos desconfigurar nuestra mente y borrar nuestro pasado, pero sí podemos traer nueva información sobre la mesa y explorar aún más tu dinámica sexual.
Y no menos importante, siempre que interactúes con una nueva pareja sexual, háganse las pruebas para detectar ITS y hablen sobre los métodos de prevención de enfermedades y embarazos que ambos quieran utilizar. La comunicación sexual también es salud.
¡Disfruten!
Un placer educarles siempre.
Tu Sexóloga VIP.
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